JUAN MARTIN MOYE
El 28 de Enero de 1730, el Padre Fisseny, párroco de Cutting, bautizaba en su iglesia a un niñito, nacido la víspera, sexto hijo de una familia bendita por Dios que debía contar con trece hijos. Su nombre fue JUAN MARTIN, su padre Juan Moye, agricultor y director de correo y su madre Catalina Demange, hija del alcalde de Cutting, eran admirables cristianos, muy devotos de la Pasión del Salvador, ávidos de penitencia, llenos de caridad.Algunas semanas antes del nacimiento de su hijo, en un sueño, le fue revelado a la piadosa madre que ése sería un santo. Llena de dicha, comunicó a su esposo y los dos, levándose, dieron gracias a Dios por este feliz presagio.Juan Martin, desde temprana edad, manifestó predeterminación a la santidad.
Fiel imitador de los ejemplos de su madre reveló inclinaciones por la virtud: le gustaba el recogimiento y la soledad, frecuentemente con los brazos en cruz le era familiar. Su futuro ministerio se preludiaba con predicaciones infantiles: subido sobre un peral, contaba a sus compañeros la vida de San Martin y les explicaba el catecismo.No podía ver ningún sufrimiento y cuando encontraba un pobre en su camino le daba siempre una limosna. Por eso su made debía resignarse a verle llegar a casa descalzo después de haber dado sus zapatos algún mendigo, lo cual sucedió varias veces.
¿Como podía quejarse la buena madre si ella era llamada por su caridad: “consoladora de las viudas y madre de los huérfanos”?Empieza sus estudios preparatorios al sacerdocio con su hermano mayor Juan Santiago, que murió a la edad de 24 años en 1744, después de 2 años de seminario. Juan Martin tenía entonces 14 años.
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