MACAO

“El confesor del que me hablaban, prosigue ella, era el P. Moyë. Lo encontré junto al confesionario y pude confesarme. Me preguntó si tenía intención de acudir habitualmente a él; le contesté sin afirmarle nada. Sin embargo, estaba de acuerdo con lo que mis compañeras me habían dicho sobre su santidad. Y de hecho volví de nuevo. Esta vez, el piadoso director se informó de mis prácticas de piedad y me hizo detallar mis ocupaciones. Le dije que enseñaba a leer a jóvenes obreras. “ ¡Ah!, me respondió, ¿enseñas a leer? ¿Te gustaría enseñar en una escuela?…a lo que le respondí “me gustaría mucho, pero no tengo ciencia, ni nada de lo necesario para ser maestra, soy una pobre joven…” Estas palabras llenas de sencillez evangélica, colmaron de alegría el alma apostólica del P. Moyë, quien vislumbra su gran proyecto con la ayuda de esta joven. Margarita lo dirá: En cierta ocasión el P. Moyë me llamó y me dijo: Hija mía, te voy a acompañar a tu primer puesto, puedo darte alguna cosilla, pero si quieres abandonarte en la Providencia, tendrás más merito… Enseguida hicimos los preparativos y ¡en marcha!. Era la fría mañana del 14 de enero de 1762. El Padre Jobal, recién ordenado sacerdote, Juan Martín y Margarita partieron a Saint Hubert, aldea muy pobre, que dista de Vigy cuatro kilómetros. Al llegar, el Padre Moyë propuso al pueblo una maestra de escuela para sus hijos; la preocupación por la educación de sus hijos era tan fuerte que sobrepasa los límites que la pobreza pueda poner. Sor Margarita se llamará desde ese momento. Pronto, con la ayuda de la gente que, impresionados por su empeño y decisión, construyeron un lugar para vivir, que, al mismo tiempo, servirá de escuela para los niños. Pronto, muchas jóvenes al ver la vida de esta joven valiente, desean abrazar esta vida. Como consecuencia, el proyecto de P. Moyë se extenderá cada vez más. Y por su testimonio y vida de pobreza, sencillez, y abandono en las manos de Dios, la gente les dará el nombre de Hermanas de la Providencia. Nombre apreciado por el P. Moyë, “quien dirá mas tarde “que no en vano os llamen Hermanas de la Providencia”.

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